DIA 5 · DE CUSCO A VALLE SAGRADO
25 de marzo de 2026 | Textiles, terrazas y sal
Hoy descendemos hacia el Valle Sagrado, un territorio fértil donde los paisajes no solo emocionan: también enseñan. Empezamos por Chinchero, con su iglesia colonial sobre cimientos incas, su mercado de colores intensos y su tradición textil viva. Allí, mujeres locales comparten con orgullo técnicas de hilado y teñido que atraviesan generaciones. Luego llegamos a Moray, un anfiteatro natural donde los incas diseñaron un laboratorio agrícola de avanzada. Las terrazas circulares permitían simular más de 20 microclimas distintos, asegurando el desarrollo y adaptación de cultivos para todo el imperio. El saber ancestral como arquitectura viva. El almuerzo es parte del paisaje: una pachamanca, cocida bajo tierra, compartida al aire libre. Un ritual de tierra, fuego y comunidad. Por la tarde, visitamos las salineras de Maras, blancas y deslumbrantes sobre la ladera, y cerramos en Ollantaytambo, uno de los últimos pueblos vivientes de origen inca. Su fortaleza, sus calles y sus formas nos invitan a mirar hacia atrás con asombro.
DIA 6 · DE VALLE SAGRADO A MACHU PICCHU
26 de marzo de 2026 | Ascenso a lo mítico
La travesía nos lleva hoy a uno de los lugares más icónicos del planeta. Partimos temprano en el tren Vistadome Observatory, con techos panorámicos que nos regalan vistas abiertas del cañón del Urubamba. La naturaleza se vuelve más verde, más vertical, más íntima. Estamos cerca. Machu Picchu nos espera entre nubes y montañas. La ciudadela se extiende como un mapa de piedra: terrazas agrícolas, recintos ceremoniales, templos solares. Cada muro fue pensado con precisión, alineado con los astros, con el agua, con la vida. La recorremos en silencio, con respeto. Hay algo que no se dice, pero se siente. Almorzamos en un entorno sereno y luego emprendemos el regreso hacia Cusco. Por la noche, cenamos en Cicciolina, donde los sabores vuelven a contarnos historias.
Y mientras el día se cierra, entendemos por qué este sitio —más allá de su belleza— fue elegido como una de las Nuevas 7 Maravillas del Mundo. Porque emociona. Porque queda.